Día internacional de la mujer
Por Claudio Chipana
Cada 8 de marzo desde inicios del siglo pasado se celebra el día de la mujer con la finalidad de recordar las luchas de la mujeres sobre todo en el último siglo y que continúa hasta el presente, la acción por la conquista de sus derechos, tal como su derecho a votar. Derechos como igual pago a igual trabajo entre otros. Mujeres que han destacado en el siglo XX, en los momentos cruciales del movimiento previo y posterior al sufraguismo, son Clara Zetkin – a quien se tribuye la iniciativa de crear una día internacional de la mujer - , Rosa Luxemburgo, Silvia Pankhursk , entre otras.
Sin embargo el día internacional de la mujer está más ligado a la solidaridad con las mujeres que han luchado por sus derechos laborales y que fueron víctimas de la represión tal como ocurrió en los EEUU en la primera década del s. XX. Más que una celebración se constituye en el testimonio de una lucha constante de mujeres de todas las condiciones por la reafirmación de su identidad de género . No obstante, son las mujeres trabajadoras y las mujeres indígenas quienes deben redoblar su esfuerzo por lograr mínimos reconocimientos en el orden laboral y social. Así, deben resistir la discriminación, la explotación que trae la globalización.
Las mujeres campesinas e indígenas deben aún remontar situaciones que denigran su condición humana, pues se hallan sujetas a varios factores de sometimiento y subordinación. En el Perú, mujeres como Micaela Bastidas simboliza la aspiración natural del ser humano a la libertad. La mujer ha escalado hoy posiciones, pero aun dista una situación en que se diga que hay una plena igualdad de géneros. El sistema capitalista confina a la mujer a una situación aun subordinada.
La servidumbre es aún uno de los lastres de un régimen económico que confían a la mujer a una situación de dependencia y anulación de su posibilidad de desarrollo como persona, como el acceso a la educación y otros aspectos decisivos que definen a todo individuo en un época en que se reconocen muchos derechos y los estados no asumen su rol de velar por ellos.
Hoy más que antes el carácter internacional de por la emancipación de la mujer adquiere un carácter global en que interactúan grupos de presión, movimientos, redes e instituciones interestatales.
La emancipación de la mujer pasa por un planteamiento de una cuestión del género sin duda, así como temas de sexualidad y representación, pero también por una cuestión de reivindicación social. El feminismo también acusa notablemente una relación de clase.
Resulta incomprensible que hoy en países como el Perú la mujer esté confinada, como ocurre a menudo con la mujeres provenientes de los andes, al servicio exclusivamente doméstico, en condición de sirvientas, con el resultado de su evidente negación de plena ciudadanía. Es un rezago de la servidumbre colonial y aún subsiste porque el indígena peruano, sobre todo si es mujer, aun no se le reconoce plenamente sus derechos.
Se debe abolir la servidumbre doméstica y en su reemplazo instituir un trabajo remunerado con los derechos sindicales que todo trabajo supone. Las nuevas leyes deben prohibir el trabajo doméstico en las condiciones de servidumbre y más aún rechazar y penalizar los abusos y los maltratos y el incumplimiento de los compromisos laborales. Se sabe de casos en Lima, de las ‘empleadas’ que le son impedidas de ir a las playas privadas de sus ‘patrones’. O del degradante uso de un uniforme que las identifica como ‘domesticas’ para que puedan aparecer públicamente, - ¿decentemente?- en su ‘centro de trabajo’. Es uno de los casos más claros de discriminación, racismo y abuso.
La emancipación de la mujer es la condición para la emancipación de toda la humanidad.
Londres 8 3 09
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